lunes, 19 de enero de 2009

Reinas de pueblo grande.


Siempre pensé que no existía el nunca jamás, el demasiado tarde y los años me han demostrado que lamentablemente en ocasiones ya es tarde.
Que difícil es cuando un ser amado te pide ayuda a gritos y no se deja ayudar.
Tan egoísta puede ser el ser humano de acercarse a quienes mas lo aman y lastimarlos?.
Aquella mañana sonó mi teléfono muy temprano, era ella con su voz quebrada que me decía te necesito.
Salte de mi cama y salí corriendo hacia su casa, al llegar me encontré con lo que quedaba de ella.
El olor a alcohol inundaba el ambiente, acurrucada en un rincón con su rostro desfigurado, sus pies descalzos y sucios de tanto andar… Ya sedada por la madre de alguna que se dice ser amiga me decía llorando…
Ya no me entran balas… Me siento un ser oscuro y egoísta… No quiero morir en soledad…Ayúdame.
La abrase y le dije - Los de siempre estamos, solo que no nos queres ver.
Recostada en mi regazo lloramos juntas, acaricie su cabello… Y se durmió.
Nunca antes la había visto tan pequeñita.
En aquel momento acepto mi ayuda, todo era luz pero al despertar, como dice la canción que escribió un Paladín, sin ser literal… “El dragón volvió a causar estragos en su cerebro”






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