sábado, 24 de enero de 2009

Los Nadies.




Sueñan las pulgas con comprarse un perro y sueñan los nadies con salir de pobres, que algún mágico día llueva de pronto la buena suerte, que llueva a cántaros la buena suerte; pero la buena suerte no llueve ayer, ni hoy, ni mañana, ni nunca, ni en lloviznita cae del cielo la buena suerte, por mucho que los nadies la llamen y aunque les pique la mano izquierda, o se levanten con el pie derecho, o empiecen el año cambiando de escoba.

Los nadies: los hijos de nadie, los dueños de nada.

Los nadies: los ningunos, los ninguneados, corriendo la liebre, muriendo la vida, jodidos, rejodidos:

Que no son, aunque sean.

Que no hablan idiomas, sino dialectos.

Que no profesan religiones, sino supersticiones.

Que no hacen arte, sino artesanía.

Que no practican cultura, sino folklore.

Que no son seres humanos, sino recursos humanos.

Que no tienen cara, sino brazos.

Que no tienen nombre, sino número.

Que no figuran en la historia universal, sino en la crónica roja de la prensa local.

Los nadies, que cuestan menos que la bala que los mata.


Eduardo Galeano.

Imagenes:

Pumamarca - Povincia de Jujuy - Argentina. (solo a modo ilustrativo, me apena saber que existen "NADIES" en todo el mundo)

lunes, 19 de enero de 2009

Reinas de pueblo grande.


Siempre pensé que no existía el nunca jamás, el demasiado tarde y los años me han demostrado que lamentablemente en ocasiones ya es tarde.
Que difícil es cuando un ser amado te pide ayuda a gritos y no se deja ayudar.
Tan egoísta puede ser el ser humano de acercarse a quienes mas lo aman y lastimarlos?.
Aquella mañana sonó mi teléfono muy temprano, era ella con su voz quebrada que me decía te necesito.
Salte de mi cama y salí corriendo hacia su casa, al llegar me encontré con lo que quedaba de ella.
El olor a alcohol inundaba el ambiente, acurrucada en un rincón con su rostro desfigurado, sus pies descalzos y sucios de tanto andar… Ya sedada por la madre de alguna que se dice ser amiga me decía llorando…
Ya no me entran balas… Me siento un ser oscuro y egoísta… No quiero morir en soledad…Ayúdame.
La abrase y le dije - Los de siempre estamos, solo que no nos queres ver.
Recostada en mi regazo lloramos juntas, acaricie su cabello… Y se durmió.
Nunca antes la había visto tan pequeñita.
En aquel momento acepto mi ayuda, todo era luz pero al despertar, como dice la canción que escribió un Paladín, sin ser literal… “El dragón volvió a causar estragos en su cerebro”






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jueves, 8 de enero de 2009

El Informe.


¡Ahí esta él ¡ A orillas del río, contemplando el ir y venir de las oscuras aguas que golpeaban las toneladas de escombro arrojadas a la costa. Con la mirada perdida en el horizonte, quizás desviando por segundos sus pupilas dilatadas hacia el vuelo rasante de algún benteveo, esperando que entre las nubes asome algún rayo de sol…
Fue entonces cuando me acerqué suavemente para no romper el silencio del lugar.
Sin querer, tropecé con las raíces de los árboles que decoraban ese paisaje casi sin luz, típicos de los días nublados, y que serían testigo de nuestro encuentro.
Eran la ocho de la mañana.
La desolación era casi total.
Solo él y yo.
Platicamos de muchas cosas,
Del cantar de las aves, del ruido lejano de las máquinas, de la soledad, del sol y el viento, del frío, que por esas horas era mucho. Del amor, de la soledad, de la familia y de la traición. También del trabajo y los quehaceres, de las responsabilidades y obligaciones.
Temas que ocuparon los minutos, las horas…
Pronto comenzó a llover.
Finas gotas comenzaron a mojar nuestras ropas.
La gente que corría a resguardarse bajo los techos o dentro de los autos, dejaron a aquel lugar totalmente desolado.
Las gotas de lluvia se habían convertido en cataratas de agua fría.
Subí a mi auto, y cuando me disponía a marcharme, golpeó mi ventana.
Me dijo que no me olvidara de mi trabajo, que lo tenía que realizar antes de finalizado ese día y que debía entregar mi informe lo antes posible.
Asentí con mi cabeza y me marché.
Miré por el espejo retrovisor aquella imagen de desesperación y desolación de una persona abandonada por la vida y sin rumbo, empapada de dolor y angustias, con los ojos inyectados de furia, pero que en el fondo reflejaban sufrimiento.
Quedamos en reencontrarnos cerca de las ocho de la noche. Cuándo la penumbra ocultara a nuestros únicos testigos, y cuándo el golpetear de las aguas del río fuera sólo un ruido.
Sentado en el mismo lugar, aún húmedo por la lluvia, estaba él. Esperando el informe del día.
Nuevamente me acerqué despacio.
Susurré a su oído: _ “Encargo cumplido”
Le mostré mi informe, el cual cayó lentamente.
_seguramente la policía lo esté buscando en estos momentos para hacerle algunas preguntas. Sólo diga que estuvo aquí, que no vio ni habló con nadie.
“Olvídese de mi”, y de nuestra charla de esta mañana.
Olvídese de su vida anterior y de su sufrimiento. A partir de hoy usted puede iniciar una nueva vida… sin ella.